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Nuestra Historia

Niños y niñas encumbran un volantín

La energía vital para este proyecto fue Teresa Pérez Vergara, una mujer dinámica y visionaria que impulsó a otros detrás de un proyecto educativo que hiciera suyo el principio de que el hombre es esencialmente creador frente al medio cultural y social a que pertenece y que es capaz de abrir espacios de libertad sobre la base de la responsabilidad consigo mismo y con los demás.

La idea comienza en 1968. El 1 de Octubre de ese mismo año, se define el nombre «Francisco de Miranda»,  en honor al prócer venezolano que sirvió de modelo para el proyecto. Se trataba de un hombre sabio, cuya filosofía de vida fue capaz de infundir entre los líderes de entonces los valores de libertad, respeto, solidaridad y unión entre los pueblos americanos.

El «Francisco», inicia su marcha en la casona ubicada en calle Juana de Arco en la comuna de Providencia, lugar en donde se pone en juego toda la energía para hacer realidad este «colegio renovado», como se le llamaba en sus inicios. El 02 de Enero de 1969, abre sus puertas e inicia su quehacer con el Jardín Infantil y seis niños. En marzo se suma  la básica, de primero a cuarto año, con treinta y un alumnos. Sigue creciendo en un curso por año y, a veces, en dos.  Es necesario, entonces, separar el Jardín Infantil de la Enseñanza Básica.

En 1973 el quiebre institucional afecta profundamente la marcha del Francisco. Los principios y objetivos enunciados por el Colegio y el enfoque que habíamos dado a la educación, hace confluir en nuestro colegio a muchas familias de pensamiento avanzado, inquietos por dar a sus hijos un espacio de aprendizaje en libertad y respeto. Muchos de ellos están comprometidos con el proceso que vive el país. Este proyecto, atrae a educadores que encuentran en nuestro medio una respuesta a sus inquietudes profesionales, dispuestos a recorrer con nuestros niños ese desafiante camino.

El 1974 nos cambiamos a una casa muy particular en su diseño arquitectónico, ubicada en Capitán Orella. Allí se manifiesta el espíritu Mirandiano: nos juntamos los fines de semana al son de los Inti – illimani, de Silvio Rodríguez y otros más, en trabajos voluntarios a pintar y hermosear el Colegio. Es en este lugar donde ocurren las hermosas y famosas peñas del Miranda.

El Colegio ya venía siendo presionado por las familias de los niños que llegaban a Octavo para que creciera hacia cursos superiores, así que en 1976 se crea la Enseñanza Media, un salto importante. Es significativa la anécdota de dos estudiantes que habían cursado primer año medio en otro establecimiento que al enterarse de la creación de la «Media» deciden repetir ese curso para continuar su formación en el «Francisco».  En estos momentos en «El Francisco»  existe un ambiente de libertad pocas veces vista en un colegio, nuestro énfasis cae en el autocontrol y en la autodisciplina, mientras que en el resto del país impera la represión. Por esta razón se nos califica de ALTERNATIVO. Este mismo año otro cambio se impone: el Jardín Infantil se cambia nuevamente de sede, esta vez a una casa ubicada en Pedro de Valdivia casi esquina Simón Bolívar.

En 1977 le corresponde el cambio de sede a la Enseñanza Media. El traslado es muy corto, parten a una casa ubicada frente a la Enseñanza Básica en la misma calle Capitán Orella. Por fin se materializa la tan ansiada y añorada biblioteca para el Miranda, que ocupa, apenas, una pequeña oficina.

En 1978 la situación económica del país y del Colegio se hace muy difícil. La comunidad valora mucho este espacio y estudia la manera de salvarlo de la quiebra. Las familias aportan una mensualidad extra y hacen una gran campaña para rescatar y completar la matrícula de todos los cursos.

En 1979 hay varios acontecimientos: en septiembre el Colegio cambia o de dueño. Se constituye una Sociedad Limitada donde los padres, apoderados y profesores pasan a ser los dueños virtuales a través de la compra de acciones.
En Diciembre ocurre la primera graduación de los estudiantes de los cuartos medios.

En 1982 el Colegio cambia de Sociedad Limitada a Sociedad Educacional y Colegio Francisco de Miranda S.A.

En 1983 ocurre algo esperado por todos: el sueño de “la casa propia” se hace realidad y con ello los tres niveles se reúnen en un mismo local. Nos trasladamos con «monos y petacas», con la ayuda de profesores, estudiantes y padres que, en sus vehículos, traen casi todo hasta Cruz Almeyda 1388, Comuna de Peñalolén. Nuestro hogar actual.

En este mismo año el Colegio logra obtener el Decreto de Especial Singularidad, que lo convierte en uno de los a pocos establecimientos educacionales con facultades de elaborar programas propios. Este será un elemento que favorecerá el desarrollo del proyecto educativo.

El exilio había sido un doloroso proceso de desarraigo que trizó a la familia chilena. El Colegio Francisco de Miranda abre sus puertas y acoge a estos niños y jóvenes retornados. Llegan con sus miradas curiosas, decepcionados de este Chile real que no concuerda con los relatos que habían escuchado. Para muchos, dejar sus amigos, sus amores, significa un nuevo exilio en el país de sus padres. En el extranjero fueron identificados como «los chilenos». Al volver, se convirtieron en «los suecos», «los alemanes», «los venezolanos», «los gringos», «los cuates», «los Ché». Sin embargo, en nuestro Colegio sienten la acogida afectuosa de sus nuevos compañeros. Sienten el apoyo de los profesores y profesionales del Colegio, que entregan una buena cuota de esfuerzo especial para que el proceso de adaptación sea exitoso. Se reencuentran con Chile a través del «Pancho». Pronto dejan de ser «retornados» y asimilan a las características de todos los estudiantes del Colegio. Así se acrecienta el proyecto educativo, abriéndose hacia la valoración de la diversidad, una vez más antes que en la mayoría de los colegios de Chile.

Es así como el Colegio aprende y reconoce experiencias tan distintas de vida, también reconoce otro exilio, el de muchos niños y niñas segregados por sus condiciones físicas o intelectuales a vivir en los ghetos de las escuelas especiales. En 1998 nos decidimos por participar de la idea de la integración de niños y jóvenes con discapacidad intelectual, especialmente a aquellos con Síndrome de Down.

 

 

 

 

Rectoras y Rectores

 

  • Teresa Pérez (1968-1978)
  • Fernando Castro (1979-1982)
  • Aída Migone (1982-1989)
  • Rosalía Bustos (1989-1992)
  • Malva Venegas (1992-1995)
  • Carlos Diéguez (1996-2000)
  • Francisco Ruiz (2001- 2006)
  • Marcia Villanueva (2007)
  • Paz González (2008)
  • Juan Osses (2009 – 2012)
  • Paz González (2013 –       )

 

 

Por | 2010-10-04T03:09:05+00:00 04/10/2010|Historia e Identidad|